Los cachorros rescatados usualmente despiertan en sus papás un sentimiento de ternura y caridad que es difícil de controlar y no permite alcanzar la energía y el lenguaje corporal adecuados para lograr el liderazgo indiscutido en nuestra manada.
Tal es el caso de Nina. Nos cuenta su mamá:
"La rescate cuando tenía unos dos meses más o menos y venía con desnutrición, problemas severos en la piel. Es extremadamente juguetona, inquieta y traviesa. En 8 meses viviremos en apartamento y entonces necesito que no ladre mucho (ladra demasiado), que no destruya cosas, que sea más respetuosa con las visitas y crearle un horario para sacarla a hacer pupú afuera. Es buena inteligente y leal".
En el video vemos como Nina y su propietaria establecen una comunicación efectiva basada en la energía y el lenguaje corporal.
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